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    Las funciones se realizarán desde el 5 al 7 de diciembre en Sala Upla. Noticias jueves 27 de Noviembre de 2025

    Espacio Ané estrena un nuevo trabajo en Sala UPLA bajo la dirección de Danilo Llanos. Esta vez se introduce en el denso y violento universo de la dramaturga londinense Sarah Kane para crear la puesta en escena que tituló ABISMO, basada en su mítica obra Devastados.

    Devastados, o Blasted en su idioma original, fue la primera obra estrenada por la autora en 1995 , donde la violencia extrema en escena le valió elogios y mordaces críticas. Ambientada en una habitación de hotel y conecta la violencia doméstica con la guerra, haciendo referencia al genocidio de Bosnia. Con actos violencia gráfica, esta autora fue parte de la corriente teatral surgida en Reino Unido en la década de los ‘90s llamada In-yer- face (en tu cara) caracterizado por ser provocador y directo.

    Esta es la segunda vez que el director toma una obra de Kane para realizar una puesta en escena. En 2015 estrenó Error basado en el texto «Psicosis 4:48».

    El director y dramaturgo Danilo Llanos estrena Abismo, su adaptación de Devastados de Sarah Kane, una obra que irrumpe en la cartelera para interrogar el estado de confusión, violencia latente e in-esperanza que atraviesa el presente.

    Más que reproducir el impacto del mítico estreno de Kane en los años noventa, Llanos se propone activar nuevas resonancias, conscientes de que toda obra nace de un espíritu de época específico y que su potencia, al revisitarla, debe dialogar con el momento actual.

    En esta nueva puesta en escena influenciada por otros contenidos y autores que derivaron en un diálogo durante todo el proceso creativo que permitió adaptar la dramaturgia de obra.

    “Es evidente que la obra, y cualquier obra perteneciente a otra época, no tiene hoy el mismo impacto que tuvo originalmente”, señala Llanos. “Lo que uno intenta es generar otra resonancia. No me interesa replicar el mismo golpe; eso ya no se condice con el espíritu del presente”. Desde ahí, Abismo no busca actualizar la provocación de Kane, sino confrontar la cotidianización de la violencia, aquello que —dice el director— le consterna por convertirse en hábito, en paisaje, en normalidad.

    Ingresar en ese territorio es para Llanos un gesto político y también personal: “Volver a esos lugares toscos, violentos, radicales es un ejercicio para que aquello no entre jamás en el espacio de lo habitual. Debiera seguir pareciendo extraño, consternador, rechazable”. Esta premisa guía al equipo hacia un montaje que nombra, expone y tensiona esas violencias que, al hacerse invisibles, se vuelven más peligrosas.

    La elección de poner en escena Abismo en este momento responde también a un clima global turbulento. Llanos comenta que, cuando proyectó el montaje el año pasado, le interesaba situarlo en una atmósfera que no remite a una guerra específica —como en el estreno original de Kane—, sino a un contexto bélico expandido, donde las violencias globalizadas y los “microespacios bélicos” se filtran en la vida cotidiana. Ese afuera agresivo, ese zumbido permanente, configura la materia prima del montaje.

    Durante el proceso creativo, el equipo encontró un segundo eje: la distorsión de las relaciones humanas en un presente que perciben “raro, confuso, donde incluso el lenguaje no alcanza”. Llanos menciona la “inesperanza total”, una sensación que recorre la obra y que impide cualquier concesión hacia la esperanza o la reparación. En Abismo, los cuerpos y la ciudad transitan como zombis, arrastrados por una atmósfera abyecta que dificulta el vínculo afectivo y empuja hacia una maximización de las violencias.

    El tercer elemento que estructura el montaje es la construcción de un espacio escénico situado en una ciudad —o más bien en su periferia— sumida en el caos, la confusión y la imposibilidad de nombrar lo que la atraviesa. No se trata de una moralización ni del terror instrumentalizado por discursos de ultraderecha, sino de una violencia entendida como la imposibilidad de vincularse, como una fractura afectiva que contamina todo. “Algo está pasando afuera siempre”, dice Llanos, “algo que agobia, que empuja, que permea”.

    Abismo se presenta así como una exploración de la desorientación contemporánea: un intento de pensar la confusión, de poner en escena la imposibilidad de resolverla y de enfrentar, desde el teatro, la pregunta por cómo habitamos un presente que parece haber agotado sus lenguajes y sus horizontes.